El término ‛mujer’ es un vocablo cuyo
significado es el de designar al individuo hembra de la especie humana, lo que
se vino a llamar el sexo débil,
vinculado a virtudes tales como la amabilidad, bondad, dulzura, ternura, belleza,
fragilidad, y a un sinfín de cualidades
blandas con las que desde tiempos inmemoriales se le identifica.
No es mi
pretensión, sin embargo, desarrollar aquí
una tesis filológica, sino más bien llamar la
atención sobre la terrible carga que las mujeres llevamos sobre nuestras
espaldas. Pero no es ese su único contenido,
pues, ‛mujer’ también denota indocilidad y rebeldía.
En los últimos años, un gran número de personas
se ha vinculado al movimiento feminista, que se ha propagado de manera exponencial
gracias a campañas como las de #MeeToo. Gracias a esta
moda se han vuelto a leer textos clásicos de Simone de
Beauvoir, Virginia Woolf o Judith Butler, se han rescatado biografías olvidadas de mujeres valientes y se ha
revitalizado la crítica literaria con
perspectiva de género. El discurso
feminista actual de mujer empoderada, dueña de su cuerpo, libre y poderosa cabe
en escasos 140 caracteres pero en ocasiones, tras la tenue apariencia de
igualdad se esconde aún un drama que
nada tiene que ver con la libertad, autonomía e independencia.
Titular: “La celebrity tal, sorprende en el acto cual vestida
con un atuendo que deja poco a la imaginación.”
Lo siguiente que
vemos es cómo las redes se incendian con comentarios tanto del bando machista
(slut-shaming, mira qué obscena, cómo se le ocurre
salir así a la calle) como de personas
autoproclamadas como “feministas” (promueve la imagen de mujer-objeto, que es muy
normativa, que es algo muy problemático..)
En conclusión, dicha celebrity perdió la batalla en el momento en que puso un pie
fuera de su casa, porque cualquier argumento que pueda ofrecer por si misma, va
a ser rebatido por alguno de estos dos bandos.
Me gustaría
analizar ambos ataques: por un lado el ataque machista que, desde mi punto de
vista, es el más básico de los dos, pues se basa en una percepción sexual, sin
atender a la belleza de el cuerpo humano en términos de geometría, un todo de
proporciones armónicas que dan lugar a un ser,. Por otro lado, el ataque
“feminista” el cual me provoca aun más sorpresa y rechazo que el primero, pues
resulta increíble lo hipócritas que pueden ser algunos de los considerados
“statements” feministas para con el movimiento.
Durante las
ultimas décadas, la cultura pop nos ha ofrecido, a través de múltiples medios
de comunicación, imágenes de mujeres icónicas y poderosas que han llevado
vestidos y trajes igual de icónicos y que más tarde se han convertido en
figuras de referencia y han nutrido todo un imaginario de la moda y la cultura
de nuestro tiempo.
Sin ir más lejos,
Marylin Monroe, una de las actrices más exitosas de Hollywood en su papel de Con faldas y a lo loco, icono pop por
excelencia y que ha inspirado una de las mejores obras de Andy Warhol. O
Britney Spears, princesa del pop por antonomasia, con millones de discos
vendidos y voz de toda una generación en su videoclip Toxic.
También Kim Kardashian, la empresaria que más dinero ha ganado en menos tiempo
de la historia, que ha vuelto locos a todos los economistas del mundo y ha salido
varias veces en la revista Forbes. O Nicky Minaj, autora de los álbumes de rap
femenino más vendidos de la historia mostrando un pecho en la Fashion Week de París, inspirada por un cuadro de
Picasso.
En la época de los
antiguos griegos y romanos, los mitos y leyendas hablaban de unas criaturas
llamadas Ninfas que fueron consideradas como las dueñas y protectoras de la
naturaleza. Eran doncellas que habitan en la campiña, el bosque y las aguas y
normalmente se las encontraba en grutas donde se entretenían cantando y bailando. Eran poderosas, despiadadas, bellas, libres e
inmortales, hacían lo que les daba
la gana y no respondían ante ninguna figura superior y dominante por encima de
ellas que les dijera lo que tenían que hacer.
¿Qué ocurre
entonces? Ocurre que para mi las mujeres del mundo celebrity
del siglo XXI son las ninfas de nuestro tiempo, son mi mitología, porque son
mujeres que van donde quieren, hacen y deshacen a su gusto y por tanto, no
tiene ninguna sentido seguir hablando y escribiendo de cómo van vestidas cuando
son mujeres increíbles e inspiradoras que sirven de ejemplo para muchas otras
mujeres y niñas, cuando eso ya supone una responsabilidad titánica por si
misma.



